La calumnia.

La calumnia es la falacia o engaño para dañar la buena reputación moral de las personas, sólo los mediocres y los cobardes hacen uso de este ardid, porque son incapaces de enfrentarse cara a cara con sus víctimas, por ello actúan mordazmente, es decir, que critican con actitud silenciosa y malignidad, y para lograr su efecto dañino se sirven de pasquines o de personas incautas que son fáciles de engañar, y por medio de éstos difundir hacia el público el descrédito de las personas que son honorables e inocentes.

La calumnia es muy perjudicial para algunas personas agraviadas, porque les causa intranquilidad, desánimo, inapetencia, angustia, depresión, y en casos graves pueden llegar hasta padecer de apoplejía, que es el derrame o hemorragia sanguíneo en el interior del cerebro que puede originar la pérdida de la conciencia, o parálisis y en algunos casos la muerte; porque las personas probas, bondadosas, rectas, íntegras, tienen en gran estima su honorabilidad y no soportan la maldad de los cobardes, desvergonzados y pervertidos calumniadores.

Un caso patético e histórico de cómo puede dañar la calumnia, lo tenemos en la muerte del hombre más grande de todos los tiempos, Jesucristo, por parte de sus enemigos gratuitos los Saduceos y Fariseos, que eran los líderes religiosos del antiguo Israel, que lo envidiaban y lo odiaban, estos lo calumniaron vilmente diciendo al pueblo judío, de que Jesús era un vulgar y simple hombre imperfecto y no el hijo de Dios, que era un glotón y borracho, un blasfemador de Dios por llamarse ser su hijo; y el pueblo judío sin tomarse la molestia de acercarse a Jesucristo y llegar a conocerlo para saber si eran ciertas o falsas las imputaciones que le hacían; creyeron todas las calumnias y mataron al verdadero hijo de Dios, que fue el hombre más bueno y divino de toda la historia de la humanidad.

¿Queremos que la calumnia siga siendo un medio por el cual los cobardes y perversos falsamente denigren y deshonren el honor de las personas honestas? ¿Apoyamos las calumnias sin averiguar bien los asuntos, haciéndonos cómplices de la mediocridad moral de esa gentuza calumniadora? ¿Qué nos garantiza que alguna vez seamos nosotros las víctimas de esos desadaptados sociales?

Lamentablemente en nuestra sociedad hay quienes utilizan la calumnia como método artero para dañar la buena imagen o prestancia de las personas, a esto energúmenos les motiva hacer perversidad porque son fracasados, pusilánimes, envidiosos, ineptos, mediocres, infelices, porque no toleran ver el éxito bien ganado de las otras personas.

Ante tanto atropello a la dignidad moral de las personas afectadas, todos debemos tener el coraje de poner fin a las afrentas, y la mejor manera es rechazar y denunciar a los inmorales cuando estos traten de alcanzarnos un pasquin, o pretendan hacernos escuchar sus críticas negativas, y si nos resolvemos a hacer esto, es muy seguro que nos convertiremos en una sociedad de humanos decorosos y respetables.
(Salvo otro parecer)