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6 julio 2009 1 06 /07 /julio /2009 20:46
Japón, geográficamente es un país cuatro veces más pequeño que el Perú, pero tiene 124 millones de habitantes, en contraste con los 27 millones de peruanos; tiene los 10 Bancos más grandes del mundo, también el índice o nivel educativo e intelectual más alto, el promedio de edad más prolongado de todas las razas humanas, esto es, que su gente sobrevive más años de vida; su índice o nivel de criminalidad es el más bajo del mundo, porque se producen menos asesinatos, robos, inmoralidad sexual, corrupción administrativa, etc. Y lo más loable es que su producto bruto nacional es igual a los que producen juntos Francia, Inglaterra y Alemania; esto como consecuencia a su excelente formación cultural que les permite desarrollar una avanzada tecnología, con  eficiencia y excelente control de calidad.

¿A qué se debe esa gran productividad? Recordemos que Japón, quedó terriblemente destrozada a consecuencia de sufrir dos bombas atómicas en la segunda guerra mundial en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9 de Agosto de 1,945, así totalmente devastada, Japón heroicamente se levantó de sus escombros para constituirse en apenas 63 años en una superpotencia económica en el mundo, lo que el Perú en 187 años de vida Republicana no ha logrado hacerlo y teniendo todos los recursos naturales que Japón no los tiene.
Contestando a la pregunta, la razón se debe fundamentalmente a tres virtudes, la educación, la religión, y la actitud ante la vida misma.

Mientras en nuestro país la educación solo se centra en adquirir el conocimiento en las materias de matemáticas, lenguaje, geografía, historia, religión etc. El Japón además de estas materias, le da mucha importancia a la enseñanza de los valores morales, el respeto, honestidad, puntualidad y la limpieza.
Por eso es triste decirlo, la idiosincrasia en el Perú es una de las más incultas de Latinoamérica, porque obra centrando la atención así mismo y atropella los derechos de los demás, es desordenado, indisciplinado, ocioso, inmoral, parrandero y toda otra suerte de males, que son cuestionables a la vista de la moralidad; con tal temperamento no se puede lograr nada sobresaliente, si no estar en la mediocridad.

Si lo vemos en el plano laboral, los sindicatos japoneses tienen en muy alta estima a la Empresa donde laboran, porque saben conscientemente que es la fuente de sus ingresos económicos y por lo tanto el sustento para su vida, por ello la protegen y hasta elaboran proyectos basados en sus propias experiencias laborales para alcanzarlos a los Directorios y hasta exigen que se ejecuten de ser viables técnicamente, con ello buscan que su empresa sea líder en la producción de sus productos y sean fabricados con mucha calidad para ser muy competitivos en el Mercado nacional e internacional; esta identificación mancomunada del trabajador con el empresario es consecuencia de una cultura laboral donde prima el buen juicio, orden, disciplina, lealtad, honestidad, puntualidad, limpieza personal, respeto a las personas y a la propiedad ajena, etc.

Por ejemplo, en sus Pliegos de ofrecimientos, los sindicatos japoneses proponen a los Directorios mejorar la producción, si se está fabricando 1,000 automóviles, se comprometen voluntariamente elevarlo a 1,200, y si la empresa dice que tiene dificultades para llevar a cabo esa producción por representar un mayor gasto, los sindicatos se ofrecen ayudar a reducirlo con tal que se realice su proyecto, aunque esto conlleve a trabajar unas horas más y sin ninguna remuneración económica.
En base a esos Pliegos de ofrecimientos, las empresas japonesas han logrado tener un 0.% de dificultades, lo que les permite alcanzar la calidad total por excelencia, con este proceder sensato de comunión entre los sindicatos y los empresarios, ambas partes logran beneficiarse económicamente.

En contraste, los sindicatos y grupos de oposición empresarial en el Perú por su incultura laboral, acostumbran presentar Pliegos de reclamos, donde se exige cómo resolver los intereses personales y no el de la empresa, con esto han ocasionado de que no exista una relación mancomunada o de unión entre los trabajadores y los empresarios, por ello siempre ha sido una lucha irracional por defender cada uno sus propios criterios, dejando aparte la consideración empresarial.
Generalmente en los Pliegos de reclamos, se piden aumentos salariales en plena crisis económica, mejores condiciones de trabajo o seguridad cuando estas ya existen, reducción de las 8 horas de trabajo que señala la ley, descansar por el día de cumpleaños, tener más días de vacaciones, permisos remunerados por cualquier motivo, aumento de primas o bonificaciones, trabajar cinco días a la semana, etc. Con estas proposiciones se ha logrado que en el Perú sean menos las empresas que quieran invertir económicamente y como consecuencia de ello no hay oferta de trabajo, la desocupación y el hambre son males comunes, que convierten a nuestro país en un tercermundista o subdesarrollado.

Los Pliegos de ofrecimientos, planteados por los sindicatos japoneses, han demostrado al mundo entero ser eficaces, porque convirtieron al Japón en la primera potencia económica e industrial y a la sociedad japonesa con el mayor ingreso económico por persona, superando a los Estados Unidos de Norteamérica, por ello los sindicatos en el Perú deberían por optar por los Pliegos de ofrecimientos que son más razonables y constructivos empresarialmente.

Valdría mucho que los sindicatos y grupos de oposición empresarial en el Perú se culturicen y cambien de mentalidad, para que no sean destructores de sus propias fuentes de trabajo, si no promotores del éxito de su empresa, comulgando en los mismos ideales con los empresarios, y con el diálogo frecuente y concordante llegar a acuerdos laborales y económicos que satisfagan a ambas partes, sin llegar como es común ahora, a realizar paralizaciones de la producción y actos de sabotaje y violencia, que solo producen el fracaso empresarial, la inestabilidad laboral y social; luego como resultado vivir en la desocupación y pobreza. ¡ Basta ya de tanta politiquería anti empresarial, trabajemos por el engrandecimiento productivo, para que el Perú deje de ser un país pobre y subdesarrollado!
(Salvo otro mejor parecer)

 
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