TU ROSTRO
Hoy como jamás en otros días
observé con ojos atentos
la belleza excelsa de tu rostro
y admiré quedamente la hermosura
de tu frente, tus cejas, tus pestañas
tus ojos, tu nariz y tu encantadora boca
Hoy como jamás en otros días
sentí el acariciante fulgor de tu mirar
el candor virgíneo de tu sonrisa
aprecié el collar perlado de tus dientes
los hoyuelos graciosos de tus mejillas
y el cautivante embeleso de tu ser
Hoy como jamás en otros días
dejé de ser ciego para apreciarte
notar que eres mujer adorable
saber que hay ganas de acariciarte
y hoy como jamás en otros días
me di cuenta que admirablemente existes.
Francisco Pedro Morisaki C.