LA MUERTE DE JESUCRISTO

Todos los cristianos deberíamos ponernos a meditar y reflexionar con gran recogimiento religioso en lo que significó la muerte de nuestro señor Jesucristo, quien siendo el hijo de Dios y no teniendo pecado, sufrió injustamente el castigo más cruel que haya experimentado un ser humano, conocemos perfectamente su larga y lenta agonía antes de morir, fue abofeteado, escupido, humillado grotescamente, atado a un poste y flagelado sin misericordia hasta desgarrar sus carnes, sufrió el doloroso suplicio de ser coronado con espinas que se le incrustaron en las sienes, debilitado hasta el extremo por la mucha pérdida de su sangre, luego obligado a cargar un pesado madero a la que apenas sostenía porque carecía de fuerzas; así en esas condiciones deplorables fue colgado a la cruz, donde le perforaron las palmas de las manos con grandes y gruesos clavos, lo mismo hicieron con sus pies, hasta que en doloroso sufrimiento dejó de existir.

El recordar esta vía crucis o Pasión de Jesucristo nos conmueve muy profundamente el alma y a los que somos sensibles emocionalmente nos produce una intensa tristeza y llanto, porque nuestro señor era un dechado de amor divino porque se compadeció de todos los humanos, pero muy especialmente de los pobres, desvalidos, y enfermos, para quienes clamó la justicia, su deseo era que todos fuéramos medidos con una misma vara de igualdad, que no hubiera discriminaciones como hoy día existe, en la que más gente sufre la pobreza y la injusticia.

¿Nos hemos preguntado alguna vez porque Jesucristo tuvo que morir tan horrendamente por causa de nosotros? Si no lo hemos hecho la Biblia nos aclara la razón específica, ella nos dice. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él, no sea destruido sino que tenga vida eterna”  (Juan 3: 16), fue por esto que Jesucristo padeció tanto tormento por salvarnos a nosotros del pecado y darnos la oportunidad de acercarnos a Dios.

¿Reconocemos este sacrificio de Jesucristo a favor de nosotros los pecadores y en agradecimiento sincero nos estamos sujetando a Dios para obedecerlo y cumplir todos sus mandamientos morales en nuestras vidas? Triste es decirlo, porque tenemos que admitir que estamos muy lejos de hacerlo porque somos sumamente ingratos, porque la mayor parte de la humanidad está viviendo sumido en un torbellino de bajas pasiones, conviviendo con el odio, violencia, asesinato, mentira, envidia, borrachera, prostitución, homosexualismo, infidelidad conyugal, etc. Precisamente haciendo todo lo que es malo a la vista de Dios.

Ojalá que los cristianos siempre meditemos y reflexionemos todos los días con profunda espiritualidad y fervor religioso en el hermoso acto de amor de nuestro señor Jesucristo y sepamos valorar su heroico sacrificio al entregar su vida a favor de nosotros, que en la verdad no lo merecíamos porque somos pecadores, por ello debemos hacer esfuerzo por cambiar nuestra forma de pensar para tener una nueva personalidad investida de amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio, que son los frutos del Espíritu Santo, haciendo esto podemos convivir en verdadera hermandad cristiana con paz y felicidad eternas.